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Deportes 28.03.2023

Nadia Podoroska, a corazón abierto

La Peque, de 26 años, narra de todo: el reparto de tareas en su hogar con su novia, también tenista, la lucha de las mujeres en el deporte y los cambios en su carrera

Fuente: Infobae

Nadia Podoroska será la líder del equipo argentino en la Billie Jean King Cup que se disputará en pocos días, pero ella no es una tenista más. A sus 26 años es una mujer que desde muy joven tuvo claro cuáles eran sus valores y qué pretendía de su vida. Tímida, pensante y con espíritu de lucha, habla de las diferencias que aún necesitan superar las mujeres, de la falta de libertad de algunos hombres y de su actual pareja, Guillermina Naya, con quien comparte vida y profesión. También habló de su futuro inmediato en el deporte.

 

"Mis papás ya conocían a Guille desde antes de que yo lo hiciera público", contó

 

Billie Jean King fue una jugadora que trabajó muy duro para lograr el respeto y la igualdad de las mujeres con los varones y el tenis fue uno de los primeros deportes que le dio una cierta paridad.

- ¿Se percibe esa igualdad en el circuito?

- No, no, no. Creo que en cuanto a lo que es el deporte femenino, el tenis está bastante más adelantado que otros, porque si estás entre las 100 mejores del mundo vas a tener la suerte de poder vivir de tu deporte y en eso somos privilegiadas. Son pocos los deportes femeninos en los que las deportistas pueden vivir de su profesión, pero si lo comparamos con el tenis masculino, hay muchísima diferencia, excepto en los Grand Slam, que reparten la misma cantidad de dinero para hombres y mujeres. Pero son sólo cuatro torneos en el año, después la brecha es abismal. O sea, es abismal en el dinero que ganamos por torneo y en la cantidad de torneos que tenemos para jugar, lo que hace mucho más difícil ingresar a un torneo. Esto lo vemos en los niveles más bajos, como los torneos de 15 o 25 mil, y también en los Master 1000, en todos ellos hay bastante diferencia.

 

- ¿Los organizadores las tratan por igual a hombres y mujeres, con las mismas prestaciones dentro de un torneo?

- Yo creo que ahí no se nota tanto la diferencia, porque quienes organizan los torneos siempre tienen que cumplir unos cuantos protocolos de la WTA (Women’s Tennis Assotiation) y creo que está bastante bien. Pero a la hora de definir los estadios, quién juega y en qué horario, eso lo marca la televisión. Y está muy relacionado con quién vende más. Creo que ahí va una cuestión más de nombre y no de si es hombre o mujer. O sea, todo el mundo sabe qué es lo que lo que venden y generan Rafa y Nole o lo que generaba Roger cuando jugaba, es mucho más que cualquier otro deportista, pero no sólo comparándolos con mujeres, sino con cualquier otro ser humano, porque son grandes referentes de lo que hacemos.

 

- La mujer tomó esta decisión de hacer frente a un montón de cosas. Bueno, necesitaba hacer frente…

- (Comienza a responder con una risa que afirma la situación) ¡Básicamente, por eso, sí! (continúa riéndose). Creo que es una cuestión de necesidad. Ya en el mundo en el que vivimos hay cosas que suceden que no pueden seguir sucediendo. O sea, creo que la misma dinámica del mundo y de la sociedad hace que tengan que hacerse estos llamados porque es necesario.

 

 

 

 

Nadia Podoroska, con su pareja Guillermina Naya

- Hace un tiempo te permitiste contar sobre tu relación con Guillermina (Naya, también tenista), ¿exponerlo públicamente te permitió liberarte? ¿Pensabas que tenías una mochila, cómo viviste ese momento?

- (Reflexiona un poco y sale con mucha seguridad) Uhmmm, no sé si fue una mochila o una descarga por el hecho de ser mujer. Lo que pasa es que siempre tenía la duda, por ser una persona un poco pública, de compartir mi vida privada o no. A mí me cuesta más porque soy bastante tímida, bastante reservada y no encuentro bien esa línea para decidir cuánto hago público y cuánto no. Entonces, me costó un poco más por ese lado, digamos. En cuanto a decir que es una pareja de mi mismo sexo, no me costó tanto, porque es algo que mis más cercanos ya lo sabían y todo mi equipo también, y no es algo que me haya influenciado demasiado. Mis papás ya conocían a Guille desde antes de que yo lo hiciera público, aunque no teníamos la chance de compartir tanto, al yo estar tan lejos. Pero mi familia, por suerte, es súper abierta, no tuve ningún problema para comunicárselos y eso que fue bastante cercano al comienzo de nuestra relación. Eso habla de cómo me han criado mis padres, de la sana crianza que me dieron y de esa libertad que siempre permitieron.

- Hablando del amor, hay a quienes los motiva y a quienes los saca de foco. ¿Tener una pareja cómo te influyó?

- Por suerte, fue algo súper positivo para mí, porque el tenis es un deporte muy solitario y, en ese sentido, me gusta y creo que me hizo muy bien el hecho de sentirme acompañada. Pero la parte más dura de esto son las semanas en las que viajamos y no estamos juntas. Eso sí que, a veces, es difícil de manejar. Pero estos años, por suerte, los hemos podido manejar. Lamentablemente, era porque Guille estaba lesionada y, al no estar viajando tanto, podía acompañarme un par de semanas. Por suerte, viene bastante estable la relación (se sonríe) y eso es positivo. Pero bueno, nunca se sabe cómo va a seguir, pero por suerte venimos muy bien.

- ¿Y cómo funciona la comunicación a distancia entre ustedes?

- ¡¡Uh!! (gesticula echándose para atrás) Con la videollamada mucho tiempo, pero mucho tiempo (vuelve a lanzar una carcajada). Hay que andar con el cargador de celular encima, porque se termina rápido la batería.

- ¿Terminás de jugar y viene el llamadito? Porque Guille también es tenista y lo pueden analizar juntas.

- Cuando termina el partido sí hay mensajes, pero la videollamada es después. Todo depende de cómo haya sido el partido, me explayo un poco más o no. Eso se va viendo. Lo bueno es eso, que las dos entendemos cuándo estamos más nerviosas, de los viajes y cuándo necesitamos nuestro espacio. Y eso es importante, porque no es fácil de entender.

 

 

 

 

Nadia Podoroska está en el puesto 113 del ranking mundial de la WTA (Photo by Robert Prange/Getty Images)

- A la hora de convivir, ¿quién hace de comer, quién hace las compras, cómo se reparten las tareas?

- La dinámica de limpieza, cocina y supermercado está bastante dividida, generalmente lo hace quien esté menos cansada. Si una cocina, la otra lava, y con la ropa también. Pero lo único que está más que definido es que Guille es la que maneja.

- ¿No te gusta manejar?

- Si tengo que manejar, manejo, pero si puede hacerlo otra persona, mejor. Así que eso sí está definido, nos acoplamos bastante bien.

- ¿Y a la hora de decidir las vacaciones, se define con un tie break?

- Hasta ahora yo vengo diciendo lugares. Veo que tengo tantos días, pienso adónde podemos ir (se ríe) y ahí decido. Le pregunté, me dijo sí y y nos fuimos. Pero vamos a ver, este año capaz que le toca a ella.

- Llevando la relación para el lado del tenis, vos tenés más experiencia en el circuito y a un nivel bastante alto, ¿le hacés sugerencias a Guillermina, le decís ‘tenés que ir por acá' o tratás de no inmiscuirte y dejás que ella lo decida con su cuerpo técnico?

- Mi idea es que ella tenga su equipo y que tome las decisiones con ellos, pero sí que desde mi experiencia puedo dar una opinión que, obviamente, le va a influir porque sé el peso que puede tener en ella. Pero creo que es importante que tenga su equipo, que tomen sus decisiones, porque también en esto cada camino es diferente, hay etapas diferentes, así que lo fundamental es que ella siga con su equipo.

- En su momento, lo que llamó la atención fue que las chicas se animaron a decir: tengo pareja y es de mi mismo sexo, pero entre los varones no sucedió lo mismo. ¿La mujer consiguió liberarse de cosas por las que el hombre todavía está reprimido?

- Yo creo que es por la sociedad en que vivimos, los hombres tienen que afrontar o defender una masculinidad que hoy en día está aún muy firme. Por eso, creo que gracias al feminismo y todo este movimiento que se viene gestando, la mujer ha podido ser capaz, de alguna forma, de construirse de esa manera y liberarse en el sentido de ser como una quiere ser. O sea, si querés tener una profesión, al igual que la tiene tu marido o tu pareja, lo podés hacer y no tenés que quedarte solamente en tu casa trabajando. Con mucho esfuerzo, cada vez más, nos vamos sintiendo como más libres e independientes y creo que todavía el hombre, en esa situación, siente que tiene que respetar esa masculinidad. Para un hombre, decir que es gay es bastante más duro que para una mujer decir que es lesbiana, me parece que esa diferencia todavía sigue siendo bastante grande y es debido a eso, a la masculinidad que tienen arraigada.

- A veces se escucha decir que hay que permitirle a la mujer tal o determinada cosa, cuando en realidad la mujer nunca debió necesitar permiso para hacerlo. ¿Notás que el hombre se está abriendo a este pensamiento?

- Yo creo que depende mucho de la persona. No sé si es algo que va sólo del lado del hombre. O sea, creo que depende de cada persona según el entorno en el que se maneje o en el que conviva le es más fácil o más difícil esa deconstrucción. Tengo amigos hombres, de los que siento que hacen un esfuerzo, que se informan, que tratan de ser conscientes y hay otros que no, pero creen que sí (se ríe). Yo creo que es mucho más fácil cuando estás en un ambiente con mujeres e intentás deconstruirte, pero después, cuando se van con sus amigos a jugar al fútbol, por ejemplo, todo eso se deja de lado. Igualmente, es algo que creo que puede llegar a entenderse, porque también hay mucha parte de mí misma y de muchas mujeres que tenemos un montón de pensamientos Incorporados de cuando éramos chicas. Por eso, yo creo que es una cuestión de tratar de ponerse en el lugar del otro. Pero sí me parece importante que todos sepamos que son cambios que tienen que llevarse a cabo, porque hay cosas que no pueden seguir pasando y que hay que tratar de romper esos estándares.

- En el Día de la Mujer, aceptás un “feliz día” o un regalo, o es un día de lucha?

- (Vuelve a sonreír y su timidez no le permite levantar la cabeza rápidamente) Depende siempre de cómo viene. Pero para mí es un día de concientización, un día para luchar, para salir a la calle y visibilizar las problemáticas que existen y un día para que se hable del tema, porque, por lo que se conmemora, es como que tampoco sería un día tan, tan feliz.

- Metiéndonos en el tenis, ¿cómo ves al circuito femenino hoy?

- Cuando empecé a jugar el circuito estaba dominado por jugadoras muy potentes, que te ganaban mucho con tiros fuertes. Me acuerdo de que en ese momento estaba Azarenka, que jugaba un poco diferente, o Pliskova. Pero ahora creo que ha cambiado un poco, en el sentido de que las jugadoras tenemos bastante más herramientas y más variantes. Fijate que las dos últimas Número 1 que tuvimos fueron Ashley Barty (Australia), que no tiene un juego que te apabulla, sino que es como que arma espacios, juega con variantes de ángulos, slice. Mismo Iga Swiatek, que es una jugadora muy potente, pero no te gana los partidos con uno o dos tiros, sino que va abriendo la cancha con ángulos y con muchas variantes. Así que creo que se va inclinando más para para ese lado, a pesar de que sigue habiendo jugadoras como Sabalenka, que tienen tiros, que te rompen.

 

 

 

 

Nadia Podoroska y Guillermina Naya: ambas se respaldan en su carrera en el tenis

- Y desde la organización, ¿ha mejorado o se mantiene igual en la relación hacia el tenis femenino?

- Este último año se ha incrementado la cantidad de torneos de USD 125.000, que fueron incorporados por ITF y la WTA, y eso ayuda a la inserción de las tenistas que están jugando torneos ITF de 25 o 60 mil dólares para dar el paso a los WTA. Para nosotras, antes había una brecha muy grande entre un 60 o un 80 y un certamen 250, que ya era WTA. Creo que con esos torneos se ayudan a esa transición.

- ¿Vas a ser la líder del equipo argentino en la Billie Jean King Cup, cómo va a seguir tu año y cuál es tu expectativa?

- Voy a jugar algunos torneos que me quedan en Sudamérica y después voy a ir a Europa. Allá voy a usar mi ranking protegido para ingresar en Roma y Madrid, que son torneos grandes, para tener una buena preparación para Roland Garros. Por eso hice este “parate”, para estar fuerte para lo que es la temporada de polvo y poder jugar muchos torneos ahí. Y en cuanto a mi objetivo es seguir estando sana, que para mí va a ser la prioridad por estos años. Con eso espero poder estar de nuevo ahí, en lo alto del circuito.

 

 

 

 

La pareja reparte las tareas cotidianas. Eso sí; Guillermina se encarga de manejar el vehículo

- ¿Por eso hiciste estos cambios y mudaste tu residencia en España?

- Sí, claro, para estar ahí, me parecía fundamental hacer este cambio físico que ojalá pueda seguir cumpliendo estas semanas, como viene sucediendo. Pero la idea es ésa, poder volver a la élite.

- ¿Te sentís cómoda en este nuevo lugar al que decidiste mudarte?

- Lo que pasó fue que cambié de equipo, de entrenador, por eso de Alicante me mudé a Barcelona, aunque todavía no tengo un lugar allí. No tengo un departamento, un lugar fijo aún. (Piensa, vuelve a reír y mueve sus manos hacia un lado y otro). Tengo todas las cosas en la casa de una amiga, que me las está cuidando hasta que vuelva. Pero ya viví un tiempo en Barcelona, una ciudad hermosa y el club en el que entrenamos está muy bien, así que no creo que tenga problemas para para adaptarme.

NADIA POR GUILLERMINA

“Nadia es una persona muy dedicada en lo profesional y en lo personal. También es una chica muy sencilla, divertida y alguien con quien te da gusto compartir las horas. Yo estoy muy agradecida de poder tenerla como como pareja. La verdad es que Nadia te genera una confianza, una paz que es difícil conseguir”.

“Nos conocemos mucho. Ella sabe qué me gusta y qué no me gusta cuando estoy mal, sobre todo porque somos las dos tenistas y este último tiempo para mí fue muy difícil. Entonces, ella fue la persona que supo decirme las palabras justas, porque me conoce. Nos tocó compartir momentos muy duros y por suerte nos tuvimos una a la otra para apoyarnos un montón. Ella sabe cómo levantarme del ánimo. (Guillermina lanza una carcajada y, por primera vez la timidez le permite levantar la cabeza) No quiere saber nada con el volante. Si estamos juntas, manejo yo, ella no va a tocar el volante, salvo que me duerma. Ahí, sí va a manejar”.

 

 

“¿Qué tiempos son éstos en los que tenemos que defender lo obvio?" ”

Bertolt Brecht