En el circuito, más allá de los gestos de concentración, las explosiones pasajeras y la cabeza y los músculos cansados de tanto peloteo, también hay lugar para los juegos y las risas. Este miércoles, la ATP lanzó el Bouce Challenge, un desafío con pelota pero sin raqueta en el que Diego Schwartzman se ganó todos los aplausos.

Junto a Alexander Zverev, Stéfanos Tsitsipás, Andrey Rublev, Jannik Sinner y Félix Auger-Aliassime, el Peque, que ayer se despidió del Masters 1000 de Miami tras caer con Sebastián Korda en tres sets, se animó a un juego propuesto por la asociación, que consistió en lanzar verticalmente una pelotita de ping pong sobre una mesa y, mientras ésta picaba, pasar la mano por debajo la mayor cantidad de veces hasta que golpeara en alguno de los dedos.

Al igual que en el tenis y en el fútbol, el argentino la tuvo atada. A pura velocidad y movimientos precisos, no solamente fue el que acumuló la mayor puntuación (33) sino que le llevó bastante ventaja a sus perseguidores: Rublev (27), Tsitsipás (24), Zverev (15), Sinner (11) y Auger-Aliassime (9), quien nunca le pudo encontrar la vuelta.

El Peque no pudo avanzar en el Masters 1000

Se terminó la excursión de Schwartzman (9°) en el Masters 1000 de Miami: cayó ante el estadounidense Sebastián Korda (87°) en los octavos de final por 6-3, 4-6 y 7-5. De esta manera, quedó fuera de los mejores ocho tenistas que buscarán hacerse con el título.

El Peque se mostró impreciso y pudo obtener el segundo set y salvar un match point en el 4-5 del tercer parcial, gracias a su habitual garra y a algunos yerros de Korda, quien no los tuvo en el duodécimo juego, para quedarse con el chico decisivo por 7-5, para completar la victoria en 2 horas y 37 minutos.