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Deportes 19.03.2018

Leo Fernández suma y sigue de la mano de los pibes de Central

El DT Leo Fernández metió más juveniles este año y, pese a que el equipo asoma más desequilibrado, le siguen respondiendo. Ahora fue el turno de Agustín Maziero

A ver. Central no jugó bien el viernes a la noche frente a Chacarita, pero sumó de a tres después de 3 fechas. Parece un equipo desequilibrado, al son de los movimientos que debió hacer Leonardo Fernández, mucho por necesidad pero también por convicción. Aparece como un período de transición en el club después de temporadas de protagonismo de títulos, pero sin embargo este entrenador, que dio un salto merecido a la primera división y lo justifica, sumó en sus primeros 13 partidos, entre interino y titular, los mismo puntos que cuando Eduardo Coudet inició su mandato en aquel gran arranque de 2015: 27, con igual cantidad de goles en contra (11) y 3 más a favor (23). Entonces, hay un ancla donde hay que darle crédito a este proceso y a la vez no cargarlo de excesiva presión. Demasiados pibes puso en la cancha como para que no haya vaivenes y, a decir verdad, bastante bien le respondieron pese al tiempo de adaptación que necesitan sí o sí. Agustín Maziero fue una muestra más de ello.

Ante un Chacarita que por algo va a descender, Central estuvo descompensado. Errático en el primer tiempo, sin punch ofensivo, sin manejo por las bandas con Andrés Lioi y José Luis Fernández ni preponderancia en la posición de enganche de Joel López Pissano, el equipo de Fernández no tuvo la pelota y recién la recuperó algo cuando ingresaron los experimentados Federico Carrizo y Washington Camacho, ya con un esquema 4-4-2. Pero nunca, nunca, tuvo marca en el medio, mientras los zagueros y laterales, sobre todo Parot, completaban un combo de oferta para que se le animaran a llegar hasta Jeremías Ledesma cada vez que se lo proponían. Hubo imágenes similares ante Vélez, un tiempo atrás ante Independiente y frente a Godoy Cruz. Nada que ver con el inicio de ciclo frente a Talleres, Boca y Newell's, cuando primero se buscó recuperar solidez.

Del orden de entonces se pasó al golpe por golpe. Sin un conductor definido, el buen pie canalla en sus volantes y la presencia contundente que imponen los delanteros compensan la sensación de que se perdió equilibrio. Y mucho tiene que ver esta decisión de Fernández de darles más preponderancia a los juveniles que él mismo crió en las inferiores canallas y de los cuales al principio prescindió inteligentemente, excepto Ledesma. Tuvo demasiadas bajas en este derrotero desde que empezó a oficiar de DT oficial, pero también en algún punto apostó decididamente por ellos. El ejemplo del viernes fue claro: Carrizo y Camacho estaban disponibles pero entraron después, cuando sustituyeron a Lioi y López Pissano. Y cuando veía que Central no podía sacó al goleador de su ciclo, Germán Herrera, para darle pista a Maziero, metiendo un pleno en la noche de su cumpleaños.

Y hay que darle la derecha al técnico. Los muy buenos números que pusieron a Central de nuevo cerca de las copas lo avalan. Y sin problemas de promedio ni una mayor expectativa hasta mitad de año, parece un buen momento para ir encontrando alternativas, para bancarse la transición y potenciar el capital genuino del club con un aceptable número de experimentados alrededor que los ayuden a crecer. Con la lógica además de que a cada uno de los chicos Fernández los conoce a la perfección.

Y además, porque le cumplieron con juego y goles importantes. Como Joaquín Pereyra ante Huracán cuando el Globo lo apretaba para el empate, como Lioi en una actuación consagratoria con Olimpo, como López Pissano frente a Vélez en un partido chivísimo que lo ponía inesperadamente en ganador y, claro, como Maziero con sus definiciones estupendas para ganar un duelo que no debió ser así de complicado frente a Chacarita. Hay riesgos colaterales que se asumen, el equipo perdió consistencia pero sus aportes en conjunto fueron recíprocos a la confianza que les dio el técnico para un Central que suma y sigue.

“Llegará el día en que una sola zanahoria, observada con los ojos nuevos, desencadenará una revolución”

Paul Cézanne, pintor francés