Los episodios de violencia se desencadenaron cerca de las 2.30 al término de un festival donde había actuado Coty (el más parrandero), el que transcurrió con absoluta normalidad.


A esa hora la mayor parte de la concurrencia había abandonado el lugar, aunque un nutrido grupo (serían integrantes de la barra de Las Bombas) permanecía en el estadio consumiendo bebidas.


La piedra de la discordia se originó cuando un dirigente del club Unión solicitó a los policías que desalojen el lugar.


Pese a estar en inferioridad numérica (eran 12 policías contra más de un centenar de personas) los servidores intentaron cumplir con el mandato. Pero lejos de aceptar la sugerencia de retirarse, los más exaltados insistieron en su postura de “alargar la noche”.


En medio de estas deliberaciones, un policía recibió un golpe de puño, situación que derivó luego en una gresca generalizada.


Una de las lesionadas fue la oficial María Paula Aranda, quien se desempeña en el Cuerpo de Prevención Urbana (CPU). La nombrada fue otra de las que recibió un fuerte golpe en el rostro, que le significó un traumatismo en zona de pómulo derecho y ojo.


En los incidentes también resultaron lesionados un agente del Grupo Operaciones Especiales (GOE) y otro de la sección Perros.