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Judiciales 09.05.2016

ROSARIO

Otro caso de violencia de género llega a juicio oral

J.C asegura no tener una vida a causa del hostigamiento de su ex pareja, a quien denunció 50 veces. El jueves pasado, se conoció el fallo del primer caso de violencia machista en el nuevo sistema procesal penal.

Por: Agenciafe/Rosario 3 /

 Un nuevo caso de violencia de género va a juicio oral y público en los próximos meses, luego de que la semana pasada se conociera el fallo contra Néstor Fabián Anchával, un hombre acusado por amenazas contra su ex pareja, desobediencia a la restricción de acercamiento y daños, con más de 36 denuncias en contra de Jésica Balmaceda.
 
De acuerdo a lo que publica Rosario12, J. C., es una mujer de 32 años, con dos hijos pequeños. Según una crónica detallada del diario, hace más de tres años, M. P., su ex pareja, la amenaza pese a que ella hizo alrededor de 50 denuncias: le rompe vidrios, no le permite salir a trabajar; y ni siquiera ir a buscar a los chicos a la escuela. "No sé qué más hacer, no sé con qué les voy a dar de comer a mis hijos", lamenta la mujer.
 
El agresor fue imputado pero estará en libertad hasta el juicio. La fiscal Raquel Almada pidió tres años de prisión efectiva, por cuatro hechos. La organización Ampliando Derechos acompaña y asiste a J. C., cuya causa llegará a juicio en el segundo semestre del año.
 
J. todavía estaba en la secundaria cuando comenzó su relación con M. P., un año mayor que ella. "Cuando nos juntamos, yo tenía 21 años; y estuve con él cuando tuvo problemas. Después nos separamos un tiempo. El estuvo internado, pero se escapó y volvió a estar bien un tiempo. Tuvimos otro hijo. Sin embargo, volvieron las agresiones. Una vez me quemó con la plancha en la espalda; otra, me apretó el cuello contra la pared y me quemó el ojo con un cigarrillo; y hasta me desfiguró la cara con un muñeco de mi hijo y me llevó a Monje para esconderme mientras se iban las marcas".
 
"Vivía nervioso, me empujaba, me reclamaba que callara a los chicos, que le diera plata, porque yo siempre trabajé; pero no quería decirle nada a mi familia de lo que me pasaba. Y él me alejó de todo el mundo, me decía que yo era suya", relató su calvario.
 
En 2012 J. comenzó a construirse una casita pegada a la casa de sus padres, en el Fonavi de Donado y Mendoza. "Cuando podía me iba para allá y laburaba codo a codo con mi viejo para levantarla; y cuando estuvo lista, aproveché que él se iba unos días, porque era paquetero y viajaba, y llamé un flete. El llegó y vio el camión. Estaba sacado. Se bajó de la moto, sacó un destornillador de abajo del asiento y lo amenazó al fletero diciendo que andaba conmigo". Fue entonces que decidió, por primera vez, denunciarlo.
 
Sin embargo, esto no lo frenó. Le destrozó varias veces los vidrios de toda la casa, le rompió las puertas, se metió en su casa en plena noche y hasta le apuntó con un arma desde la ventana. Cada una de las veces que él volvió, ella lo denunció. "Más de una vez se me aparecía y me decía 'si yo no duermo, ustedes no van a dormir; si yo no tengo nada, vos no vas a tener nada'", contó.
 
Al año de empezar a hacer las denuncias, logró obtener un botón de pánico, pero la policía tampoco le dio soluciones. "Cuando lo toqué por primera vez, porque él se me quería meter a casa, vinieron como cuatro patrulleros y él se fue antes; pero la policía no llegó nunca a mi casa, se quedaron en la esquina y tuve que salir yo a buscarlos. Me dijeron que al Fonavi no se metían", se quejó.
 
"Con todas las denuncias yo ya pasé por cuatro fiscales, hasta que lo tomó Almada, que lo va a llevar a juicio, pero después de mucho trabajo, porque hay que salir a buscar testigos y no sabés lo que es tener que rogar para que vayan a declarar. Conseguí a una sola vecina que va a ser testigo porque su marido no puede dormir por los gritos de él, y entra a trabajar a la madrugada. Nosotros no tenemos noche, mis hijos no duermen, no pueden ir a la escuela, no tienen amigos, ni conocen una plaza. El nos arrebató todo. Estamos vivos pero andamos como muertos. Incluso yo me puse una heladería en casa para subsistir, tuve un local enfrente, pero tuve que cerrar todo porque él se me aparecía y armaba lío esté quien esté".

“El poder es como un violín. Se toma con la izquierda y se toca con la derecha”

Eduardo Galeano