El presente cuenta, por supuesto, pero Newell’s ya debe pensar a futuro. Le falta la mitad de trayecto a este torneo aún, es cierto, está el nuevo clásico de por medio, pero el club se encuentra en una encrucijada futbolística, también económica, que lo debe hacer enfocar más allá de esta coyuntura. De alguna manera esta conducción ya lo hizo, haciéndose eco del pedido de adelantamiento de las elecciones y consensuando con la variopinta oposición la fecha (19 de junio). Y será responsabilidad de quienes aspiren a sucederla presentar las propuestas de cómo resolver este intríngulis. El agua no llegó al cuello, hay margen, pero hay avisos de un contexto bastante menos cómodo al que se traía y que requiere de previsibilidad. Y eso es ahora.

El gol en contra de Nehuén Paz el viernes por la noche en el penúltimo minuto frente a Atlético de Rafaela no llenó de bronca al Coloso como tal vez más de uno hubiera supuesto, sino de resignación. Como una verdad revelada, lo que dice el entrenador Diego Osella se ve en la cancha, no hay por qué negarlo. Este Newell’s parece haber sido preparado para otra cosa en la pretemporada, acaso pensando en el primer clásico con Central, una prueba vital para un cuerpo técnico que ya venía cuestionado. Y el fracaso trajo las consecuencias que se ven hoy: luego del espejismo de la goleada posterior sobre Racing, emergió con absoluta claridad un equipo sin respuestas futbolísticas en el plan de buen trato de pelota como eje de todo un sistema, golpeado anímicamente y sin capacidad física para equiparar esas carencias.

Suena descortés de parte del nuevo DT apuntar al proceso anterior, cual presidente Macri al kirchnerismo, pero en este caso está claro que tiene fundamento.

No excluye de la responsabilidad a Osella, que debió saber el cuadro de situación con que se iba a encontrar antes de venir, más cuando su propuesta precisa sí o sí de la intensidad. Pero lo dicho. No sólo no parecen estar dadas las condiciones para revertirlo totalmente, porque 9 fechas son pocas o muchas según como se las mire, sino porque casi no hay tiempo para preparar otra cosa. De aquí al final, sólo habrá un paréntesis desde el lunes 21 (el próximo partido) al fin de semana del 3 de abril por las eliminatorias. Tal vez allí pueda meter mano.

Pero por eso, amén de la revancha del clásico que parece ser el único objetivo real que le queda en este campeonato, las cartas parecen estar echadas y a este proceso sólo le queda tratar de rescatar los puntos que se pueda. Lo importante es el después y de aquí al 19 de junio, quienes aspiren a tomar las riendas de un club que supo de mejores días (pero también de peores, vale aclararlo), quienes emerjan en condiciones de poder conducir deben presentar a la sociedad ñulista sus planes que toquen puntos fundamentales: qué hará con el plantel profesional; qué proyecto futbolístico buscará apuntalar, de arriba hacia abajo, y con qué tipo de conductores; qué hará precisamente con las inferiores, para que de verdad empiecen a nutrir la primera en cantidad y calidad; y qué hará con una economía que también preocupa, con un déficit operativo y una deuda posconcursal importantes. Como habrá que hacer además una mirada de reojo a los números que quedarán para la próxima temporada, en la que se irán los puntos de la buena temporada 13/14, inercia del brillante ciclo de Martino.

Osella la tiene brava pero siempre supo que lo buscaron por el mal momento. Una contingencia que cuenta, por supuesto. Pero Newell’s hoy no sólo debe quedarse en ella sino, sin marearse ni enloquecerse, mirar para adelante. Ya se sembró el terreno adelantando las elecciones. Los aspirantes a la sucesión deberán ponerse a la altura con generosidad, tejiendo alianzas si hicieran falta. El futuro ya llegó.