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Deportes 11.11.2019

Pernía ganó con Fineschi y los 200 Kilómetros de Buenos Aires fueron una fiesta

La pareja, con Renault, se impuso en el clásico del Súper TC2000 en Buenos Aires. Pernía ahora está a sólo 5 puntos de Rossi, 3° con Urrutia (Toyota)

Fuente: Clarín

El abrazo de Leonel Pernía con Damián Fineschi fue como el de un gol frente a la tribuna. Porque los 200 Kilómetros de Buenos Aires se transformaron en un clásico que todo piloto quiere ganar. Por el público, con las tribunas llenas frente a los boxes, y por el crédito que otorga el triunfo en una instancia final por el campeonato. Y allí festejó también el equipo Renault, que quiere seguir de racha con los títulos, aunque esta vez es Pernía el abanderado de esta responsabilidad.

Pernía ganó en el Gálvez, ante una multitud, y ahora está a solo 5 puntos del líder del campeonato, Matías Rossi, que en los últimos metros accedió al tercer lugar y festejó en el podio junto con su piloto invitado, el uruguayo Santiago Urrutia, en el Corolla del Toyota Gazoo Racing.

En la celebración del podio, el segundo escalón, muy merecido por cierto, fue para el esforzado Matías Milla, el gran ladero de sus compañeros en Renault Sport, que contó con Franco Vivian, talentoso piloto que si bien hace más de una temporada que no compite de manera profesional (desempeña su profesión de arquitecto), estuvo a la altura de las circunstancias.

Con el quinto lugar, Facundo Ardusso, que junto con Gabriel Ponce de León habían logrado la pole position, se mantiene en el tercer puesto del campeonato. Rossi lidera con 155 puntos, seguido por Pernía, con 150, y Ardusso, con 117.

El primer gran golpe de escena lo vivió el protagonista del sábado, Gabriel Ponce de León, que con el Renault de Facundo Ardusso, se quedó detenido en la grilla. Tuvo gran fortuna de no ser embestido desde atrás y una vez que pasó todo el pelotón, pudo moverse y salir, aunque del primer lugar pasó al último en 6 segundos.

“Sufrió una contra explosión y el auto se paró. Le di marcha de nuevo y arrancó, pero me retrasó. Una pena, porque luego busqué y pude recuperar muchos lugares. El auto tiene un gran rendimiento. Pero no alcanza”, fue la triste declaración de Ponce de León, que era gran candidato a llevarse la victoria en la previa.

 

El primer trencito de la carrera estuvo integrado por los autos de Pernía, Milla, Canapino, Santero, Ciarrocchi, Werner, Muñoz Marchesi y Chapur.

De las pocas emociones ofrecidas en la pista, la llamativa fue justamente la de Ponce de León. Más allá de lo sucedido en la partida, en su desesperada recuperación tuvo un áspero cruce con Urrutia, que se defendió con la garra charrúa, aunque luego ante el Renault de los hermanos Conta se pasó y allí perdió el duelo.

Pese a ese contratiempo, Ponce de León desplegó su talento conductivo para recuperarse y entregar el auto en la mejor posición posible a Ardusso, el bicampeón de la categoría. Desde el último lugar escaló hasta la octava posición.

El primero en entrar a los boxes (en la vuelta 25, cuando se habilitó la operación) para el cambio de pilotos fue el propio Pernía, que cedió su lugar a Damián Fineschi. En esa misma vuelta se subieron a sus respectivos automóviles Matías Rossi (en lugar del uruguayo Urrutia), Agustín Canapino (por Franco Girolami).

Cuatro giros después se subió Ardusso, con caucho fresco en las delanteras. Ponce de León bajó luego de hacer el gran gasto de la carrera, buscando resarcirse de la fallida largada que lo había retrasado al último lugar.

La vuelta 36 fue letal para las aspiraciones de Canapino, que marchaba en el tercer puesto detrás de los Renault, y el Cruze detuvo su marcha por una falla en el motor. Una deserción que se lamentó mucho en los boxes, después del enorme trabajo de los mecánicos del equipo Chevrolet.

El viernes, ese mismo vehículo había sufrido la destrucción de la parte posterior, cuando Franco Girolami protagonizó un violento despiste en el curvón. Luego de 15 horas de trabajo, se recuperó el auto, se puso en pista y hasta había sido el más veloz el sábado por la mañana.

Sobre el final, Rossi y Ardusso expusieron todo el talento para mantener un lugar, o avanzar dos, a todo o nada. Ardusso defendía su cuarto lugar, mientras que Rossi atacaba para ganar esa posición, y especulando con que Spataro, en el Toyota de Santero, le cedía el último lugar del podio.

Y todo ello sucedió a dos giros del final. En una maniobra fabulosa de Rossi en plena recta principal, mostró el auto por ambos costados y se zambulló hacia adentro en el curvón, para superar de manera brillante a Ardusso. Dos grandes volantes, aplaudidos por la multitud.

Luego finalmente Spataro cedió su lugar, para que Rossi accediera al tercer puesto y mantuviera la vanguardia en el campeonato, cada vez más ajustado, con dos fechas por cumplirse todavía, en Rio Cuarto y en Centenario, Neuquén.

Al cabo, la carrera de Los 200 Kilómetros fue una fiesta. En la pista hubo algunos puntos destacables, apenas con la recuperación de Gabriel Ponce de León y la fabulosa maniobra de Rossi al final. Fuera del circuito, el público volvió a disfrutar del autódromo porteño como en las mejores épocas, con un predio renovado, en plena recuperación de puesta en valor. El Súper TC2000 propuso la celebración de su clásico, y la gente respondió.

“El primer síntoma de que estamos matando nuestros sueños es la falta de tiempo”

Paulo Coelho