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Deportes 17.02.2019

Escándalo en Atlético de Madrid por el abuso sexual a chicos de la cantera durante 24 años

Ángel Manuel Briñas, fundador y uno de los jefes de Inferiores del club “colchonero” durante más de dos décadas, admitió haber abusado a un menor. Pero salieron a la luz acusaciones de más víctimas.

Fuente: Clarín

Un nuevo caso de abuso sexual infanto-juvenil sacude al mundo del deporte. Ángel Manuel Briñas, quien fue fundador y uno de los responsable de las Inferiores del Atlético de Madrid durante más de 20 años, admitió haber abusado sexualmente de un menor entre 1973 y 1975, época en el que era el responsable deportivo del Colegio Marianista Hermanos Amorós, del barrio madrileño de Carabanchel, en el cual estudiaron muchos jugadores de la cantera del club colchonero.

"Fueron cosas que sucedieron entonces, un poco raras... Francamente, nunca me lo expliqué...", le comentó Briñas, de 88 años, al diario español El País. "Fue un accidente, recién había muerto la mujer con la que me iba a casar. Solo fue una vez o dos. Enseguida corté. Es una espina que siempre he llevado clavada en el alma”, agregó quien recibió la camiseta de Fernando "El Niño" Torres, cuando este marcó su gol número 100 con la camiseta del Atlético de Madrid.

Estos dichos son muy diferentes al testimonio de una de las víctimas, identificada como Miguel M. H., quien fue el primero en denunciarlo y que aseguró que Briñas lo tocaba "en la oscuridad de la tienda de campaña, abriéndose camino entre otros compañeros". Agregó que "la primera vez me quedé paralizado, incrédulo, sin entender lo que pasaba. Luego mi afán era buscar la posición más alejada para dormir”.

El relato de lo ocurrido es desgarrador. Según contó la víctima, "los abusos consistieron en caricias por las zonas íntimas, masturbaciones y una vez, una felación. Nunca intentó besarme ni abrazarme... Parecía que su fuente de placer estaba en mi cuerpo, no en el suyo”.

Además, aseguró que la actitud del fraile marianista empezó a cesar cuando comenzó a confrontarlo: "En una casa de ejercicios espirituales ubicada en el pantano de Buendía (entre las provincias españolas de Cuenca y Guadalajara) le di a oscuras un manotazo y reculó en silencio".

Otra ocasión fue en las Lagunas de Ruidera. “Me quedé dormido y aprovechó para dejar a los demás en la orilla y alejarse conmigo. Me desperté, y al darme cuenta de lo que ocurría, le dije que diera la vuelta. Fue una orden tajante y a la vez suplicante, pero surtió efecto”, recordó. Por otro lado, agregó que "los abusos se prolongaron durante tres años", y que nunca se lo contó a sus padres porque eran "muy temerosos de Dios”.

En tanto, comentó que llamó a su atacante hace un año “para tratar de entender qué lo llevó a hacer lo que hizo”. Durante la charla, este le explicó que “se metió a fraile porque había muerto su novia, con la que se iba a casar, y que eso lo llevó a hacer una locura”.

Además, la víctima aseguró que le ofreció su perdón a Briñas. “Es importante que todos los abusos salgan a la luz, que se tome conciencia de lo que ha ocurrido durante décadas. Pero para mí también es importante perdonar, por él y por mí”, expresó.

Otras cuatro víctimas, sumaron declaraciones y detalles de los abusos realizados por parte de Briñas. Una de ellas, identificada comoA. O. F., contó que el ex empleado de las Inferiores del Atlético de Madrid lo atacó solo una vez, y lo marcó para siempre: "rompió algo en mí que nunca pude volver a unir". 

"Yo jugaba al handball y me lesioné el hombro. Él dijo que me daría un masaje. Me hizo quedar en calzoncillos. Me acarició por todas partes y, tras unos minutos, dijo: ‘Ahora vas a notar una crema caliente que te hará bien’. Yo no podía ver nada, no me dejaba mover la cabeza. Tardé tiempo en entender que había eyaculado encima de mí”, contó.

F. B., otra de las personas que habló con El País, también contó su historia, sucedida el mismo período de tiempo que la mencionada anteriormente: “El día que me pusieron la vacuna antitetánica, él dijo que me quedara a dormir en la enfermería. Como yo ya había oído cosas, me até el traje de baño con muchos nudos. Pero me desperté con él metiéndome mano”.

Un par de años más tarde, otra víctima, esta vez conocida bajo la inicial Á., también sufrió un ataque por parte de Briñas: “Estuve mal del estómago y me mandaron a dormir en la enfermería. Estaba solo en la tienda, pero él se metió por la noche. Me dijo: ‘A ver cómo va esa tripa’ y empezó a acariciarme la barriga. Luego bajó al pubis, a manosearme...”.

Ese mismo año, C. también convivió con el horror, esta vez en una camioneta: "Iba con otro niño, al que le dijo: ‘Tú, a dormir’. Paró el coche, vino detrás y me empezó a acariciar las piernas hasta masturbarme”.

Briñas, junto a Fernando Torres, tras el gol número 100 del delantero en el club colchonero (Foto: Atlético de Madrid).

Briñas, junto a Fernando Torres, tras el gol número 100 del delantero en el club colchonero (Foto: Atlético de Madrid).

Las cinco víctimas aseguran que los abusos ocurrieron entre 1972 y 1985, época en la que tenían entre 10 y 14 añosLos hechos nunca sucedieron dentro de las instalaciones del club, sino que fueron en las dependencias del Colegio Marianista Hermanos Amorós, de Madrid, y en los campamentos de verano que Briñas organizaba en la Sierra de Gredos.

Además, este jueves, el diario español dio a conocer dos nuevos testimonios, quienes aseguran que lo sucedido fue también en 1995 y 1996. Teniendo en cuenta todos los relatos, los abusos de Briñas se habrían extendido por, al menos, 24 años. "Se aprovechaba cuando dormía en la enfermería y los viajes en su furgoneta para agredirme”, expresó una de las víctimas.

Por su parte, Atlético de Madrid emitió un comunicado en el cual se anunció que el club rescindió el contrato del denunciado, y que se inició una investigación interna "a través del Departamento de Cumplimiento, para descartar la existencia de cualquier suceso de este tipo durante los años en  que (Briñas) estuvo vinculado" al club colchonero.

JC​ 

“El primer síntoma de que estamos matando nuestros sueños es la falta de tiempo”

Paulo Coelho