El Senado de los Estados Unidos votó esta tarde por retirar el apoyo y la ayuda militar a Arabia Saudita en la guerra de Yemen. La votación 56-41 es un golpe al presidente Donald Trump, por su terca defensa al reino de Arabia, a pesar del pedido de los congresistas de ambos partidos de hacerlo responsable por el asesinato de Yamal Khashoggi. 

La medida de todas formas es puramente simbólica, porque la Cámara de Representantes se ha rehusado a ponerla en la mesa para votación, por lo que resta del año. Así, la medida no llegará al escritorio del presidente para su firma, pues se habrá vencido para cuando empiecen las nuevas sesiones legislativas.

"Estamos poniendo no solo el tesoro estadounidense, sino más importante, la sangre estadounidense, en la línea de fuego, y está mal que eso solo sea la responsabilidad de una persona", dijo el senador Mike Lee, republicano de Utah, uno de los autores de la medida, en referencia a que la orden de meter al país en una guerra, no puede provenir solo del presidente. 

En el mismo sentido se expresó el senador demócrata por el estado de Vermont, Bernie Sanders, también coautor de la medida. "La responsabilidad constitucional de la guerra descansa en los hombros del Congreso, no del presidente, ya sea demócrata o republicano", dijo el senador. 

Donald Trump, a pesar de recibir informes de sus propias agencias de inteligencia que asociaban directamente al príncipe heredero del reino, Mohamed bin Salman, con el asesinato de Jamal Khashoggi, no ha querido hacerlo responsable. 

Es la primera vez en la historia de los Estados Unidos que el Senado vota por salir de una guerra que el Congreso no había aprobado. Mientras tanto, miles de niños mueren de inanición en Yemen, y parece que todavía morirán muchos más, en una guerra civil cuyo fin no se ve a la vista.