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Salud 07.06.2018

¿Qué le pasa a tu cuerpo cuando dejas de fumar?

Así afecta a la salud de tu organismo abandonar el vicio del tabaquismo a corto, medio y largo plazo. Pista: todo son ventajas.

Fuente: ticbeat por Andrea Núñez-Torrón Stock

El tabaco sigue siendo en la actualidad una de las mayores amenazas para la salud pública mundial. Las estadísticas son claras y escalofriantes: fumar mata a más de 7 millones de personas al año, de las cuales más de 6 millones son consumidores directos y alrededor de 890.000 son fumadores pasivos, o lo que es lo mismo, no fumadores expuestos al humo ajeno. Cerca el 80% de los más de mil millones de fumadores del planeta viven en países de ingresos bajos o medios.

Dentro de las tácticas para dejar de fumar, la información debe ser un filón que permita a las personas conocer los riesgos que implica el tabaquismo, y por supuesto, repasar la amplia serie de beneficios de abandonar este pernicioso hábito, que se dejan sentir en el organismo desde unos minutos sin fumar hasta décadas después de abandonar el cigarrillo. 

Según los datos recogidos por la Organización Mundial de la Salud, solamente veinte minutos después de fumar ya se pueden percibir los primeros cambios físicos, como el descenso del ritmo cardíaco y la presión arterial, que retornan a sus valores normales. Si el organismo no vuelve a inhalar el humo del tabaco durante doce horas después del último cigarro disminuyen los niveles de monóxido de carbono en la sangre.

Los grandes cambios al dejar el tabaquismo vienen con el transcurso de las semanas y de los meses: entre dos y doce semanas después los pulmones y el sistema circulatorio agradecen la mejora, mientras que entre el primer y el noveno mes se experimenta una notable mejora a la hora de respirar.

A medio y largo plazo, decir adiós al pitillo abarca una reducción significativa del riesgo de padecer enfermedades graves, como el cáncer de pulmón -cuya prevalencia se reduce a la mitad una década después de fumar-, enfermedades coronarias como el infarto o derrames cerebrales.

Una de las noticias más positivas es que en el lapso de uno a cuatro años, el exfumador cuenta con un riesgo total de fallecer de alrededor de la mitad de un fumador, tal y como revela la siguiente infografía elaborada por Statista.

Repasar los beneficios a corto, medio y largo plazo de no volver a encender un cigarrillo es, sin duda, una buena manera para que la fuerza de voluntad se imponga al tabaco. Y es que, según la Organización Mundial de la Salud, solo 20 minutos después de fumar ya se empiezan a notar los primeros cambios físicos, como el descenso del ritmo cardíaco y la presión arterial, que recuperan sus valores normales. Si mantenemos el cuerpo sin tabaco al menos doce horas más, los niveles de monóxido de carbono en la sangre disminuyen y, después de de dos a doce semanas, la circulación mejora, así como el funcionamiento de nuestros pulmones. Entre las mejoras de salud a largo plazo no encender un cigarrillo nunca más se encuentra, lógicamente, la disminución de las probabilidades de padecer las grandes enfermedades asociadas con el tabaquismo. Entre ellas, la prevalencia de un cáncer de pulmón (que en diez años se reduce a la mitad) y el riesgo de enfermedades coronarias, como el infarto, que en quince año se iguala a la de un no fumador. En solo un plazo de uno a cuatro años, el exfumador cuenta con un riesgo total de fallecer de alrededor de la mitad de un fumador.

“El primer síntoma de que estamos matando nuestros sueños es la falta de tiempo”

Paulo Coelho