RESUMEN DE MEDIOS DE LA PROVINCIA DE SANTA FE
Santa Fe, Sáb, 20 de abr de 2024
RECIBIR NEWSLETTER

Sociedad 23.07.2017

Los cuatro consejos de la ciencia para enriquecer la mente

El neurocientífico del Conicet, Fabricio Ballarini, explica cómo hacemos para recordar. Y sobre todo: por qué el teléfono celular puede atentar contra el desarrollo de nuestras capacidades cognitivas.
 

Fuente: Infobae

Recordar. Almacenar en nuestra memoria fechas, números, hechos, nombres, lo aprendido. ¿Quién no fantaseó alguna vez con tener una memoria prodigiosa, capaz de guardar a fuego toda la información que se desee?

El cerebro se ha vuelto cada vez más un universo de interés para los científicos y para el público en general, como lo demuestra el éxito de las conferencias, libros y documentales que abordan esta temática.

Estudiarlo ha brindado una dimensión aún más amplia de la complejidad y los misterios que albergamos dentro de nuestra cabeza. Con muchas cosas aún por descubrir, la ciencia ya es capaz de brindarnos algunas pistas sobre cómo manipular a nuestro cerebro para alcanzar metas concretas. Guiar al Gran Guía. Ese es el desafío.

Y cuando lo que queremos es mejorar la memoria: ¿Qué estrategias seguir?¿Es bueno aprender de memoria? ¿Podemos armar un gimnasio cerebral? ¿Tenemos un límite de almacenamiento? ¿Cómo impacta la tecnología en nuestras capacidad de aprender? ¿Existen distintos tipos de memoria?

Estas son algunas de las preguntas sobre las que hecha luz Fabricio Ballarini, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), licenciado en Ciencias Biológicas y doctor por la Facultad de Medicina (UBA). Ballarini es además divulgador científico, colabora en distintos medios nacionales e internacionales; entre ellos en el ciclo "Científicos Vorterix". También es el creador, organizador y orador de las Jornadas "Educando al Cerebro", auspiciadas por el Conicet y el Colegio Nacional de Buenos Aires; eventos declarado de interés educativo y cultural por 7 legislaturas y ministerios de Educación, y recientemente premiado por la Fundacion Fulbright como "proyecto con soluciones educativas innovadoras.2.

En entrevista con Infobae, Ballarini nos revela cuáles son herramientas válidas – desde el punto de vista científico – que nos ayudan a fijar información en forma de recuerdos, y pone de manifiesto la complejidad de los procesos que atraviesan nuestro cerebro.

-¿Cómo hacemos para recordar?

Es un problema recordar. Para el cerebro, es muy complejo. Lo primero que tenemos que hacer es prestar atención. Si no prestamos atención, aunque estemos presentes o conscientes de una situación, no lo vamos a recordar. Luego, una vez que ingresa a nuestro cerebro a través de los sentidos, se desencadena un montón de procesos fisiológicos sumamente complejos. Los recuerdos están en conexiones, en neuronas, en partes específicas del cerebro. Sin embargo, uno no se acuerda de todo lo que vivió porque las conexiones a veces se van perdiendo con el tiempo y solo permanecen muy pocas cosas vinculadas a ciertas vivencias más fuertes.

-¿De qué depende que tengamos esa capacidad de recordar?

Antes que nada, hay que decir que se sabe bastante poco sobre el cerebro y sobre los recuerdos. Sí, podemos afirmar que la capacidad de recordar depende de muchos factores: el primer filtro es atencional. Luego, los estudios que realizamos muestran que los eventos sorpresivos, los emotivos, los que causan una interrupción, los impredecibles, siempre son los que se recuerdan con más fuerza y por mucho más tiempo. Por el contrario, lo que forma parte de la rutina – como tomar el subte o el colectivo todos los días, las charlas en la oficina – es información que se va descartando.

-¿Por eso es que somos capaces de recordar qué estábamos haciendo el día de los atentados a las Torres Gemelas, por ejemplo?

Sí. Fijate que eso ocurrió en 2001 y aún lo recordamos. Lo mismo pasa con el día que Maradona hizo el gol a los ingleses, con el nacimiento de un hijo o el primer beso. Son eventos que, por pequeños que parezcan, fueron novedosos para nosotros. Por eso es que hay cosas menores que recordamos por mucho tiempo, mientras que quizás no somos capaces de acordarnos de nada de lo que hicimos el año pasado. En las encuestas que realizamos en las jornadas, notamos que la mayoría de las personas recuerdan eventos muy lejanos, pero que fueron fuertes y emotivos. En cambio, si les preguntamos qué recuerdos tienen del último año, siempre mencionan 3 cosas: viajes, nacimientos y fallecimientos.

-¿Cuál es la relación de los sentidos con la memoria? ¿Cuánto ayuda el olfato a evocar un recuerdo, por ejemplo?

Todos los sentidos aportan información a nuestro cerebro. Necesitamos de ellos para censar el mundo exterior, guiarnos y dar respuesta. Si bien los humanos no contamos con sentidos muy buenos en comparación al de otros animales, lo cierto es que hay un fuerte vínculo sentido-recuerdos. A veces sucede que entramos a la casa de una abuela y recordamos ese aroma; o al revés, sentís un perfume y te retrotrae a una persona, a un lugar. Los recuerdos vinculados al olfato suelen ser más potentes que los de la vista por el hecho de que tenemos demasiados estímulos visuales, todo el tiempo. Además, es algo que también está vinculado a un rasgo evolutivo: nuestra parte más animal necesita recordar determinados gustos u olores para poder discernir si algo es seguro o no.

-¿Podemos usar conocimientos de la ciencia como trucos para recordar mejor?

Sí, podemos. Es más difícil en el caso de la sorpresa, claro. Pero se puede, por ejemplo, no generar situaciones rutinarias, saber que después del estudio hay que tener un descanso. El sueño y las pequeñas siestas ayudan a consolidar los recuerdos. Tratar de bajar los niveles de estrés, si bien en la ciudad vivimos estresados, llegando tarde, aglutinados, todo esto es definitivamente muy negativo e interfiere con el aprendizaje. También es interesante destacar que el conocimiento científico puede aplicarse no solo a dar estos tips, sino que también nos ayuda a direccionar y a dar consejos sobre cómo conviene armar las clases en los colegios para que los chicos aprendan un poco mejor.

-¿Qué hay de bueno y de malo en aprender de memoria?

Es una buena pregunta. Por un lado, hay que entender que estudiar de memoria no es una mala palabra. Sin memoria no hay aprendizaje ni una posterior conexión lógica entre las ideas. Pero aprender de memoria solo sirve si después se es capaz de encontrar un contexto donde relacionarlo. Si se estudia solamente para repetir en el exámen, no sirve. La memoria es fundamental, ya no está mal vista en educación. Estamos intentando revertir y entender que los procesos de memoria son necesarios para el aprendizaje.

-Existen muchas aplicaciones para "entrenar nuestro cerebro" ¿Es verdad que pueden ayudarnos?

Yo tengo una postura bastante crítica sobre eso. Las aplicaciones que hay en el mercado, algunas muy famosas, tuvieron muchos problemas, incluso hay varios juicios, y no cuentan con una comprobación científica que certifique que funcionan. Si uno quiere mejorar la memoria, activar su cerebro o generar algún tipo de ejercicio, hay distintas maneras. Si bien hay secretos para memorizar determinadas cosas, incluso hay atletas mentales que los utilizan, lo cierto es que no hay un entrenamiento que pueda hacerse mediante una aplicación. Lo que está en discusión aquí es la "transferencia de información". Por ejemplo, yo juego mucho al Tetris y soy muy bueno; pero eso no quiere decir que luego, a la hora de hacer una mudanza, voy a ser el mejor. Porque no se puede "transferir" ese aprendizaje, como a veces se cree.

Lo que sí se puede hacer es bajar el estrés, dormir y tratar de no usar tanto el celular. No hay que depositarle todo al celular o a la tecnología. Porque primero empezamos con la agenda, los cumpleaños, pasamos a las direcciones, y luego le consultamos las definiciones y en algún momento, sin darnos cuenta, le estamos depositando todas las funciones cognitivas al celular y en materia de memoria es bastante peligroso porque pasamos a disponer del celular como un "dispositivo externo de la memoria". Se cree que dentro de unos pocos años, van a desaparecer esas personas que eran capaces de recordar datos sorprendentes – los periodistas deportivos, los amantes del cine -. Hasta hace poco era un orgullo ese tipo saber porque demostraba una especial sabiduría, gracias a la memoria.

-Sí, hoy ya es un raro placer entrar a una librería y que el librero sea capaz de recomendarte material porque conoce a los autores, títulos, ediciones. Alguien que haya leído, pero que además, pueda recordar y establecer relaciones con nuestros gustos e intereses.

Sí, era además un símbolo de que esa persona se había formado. A eso lo estamos perdiendo porque el acceso a la información es muy rápido. Si el librero no me lo dice o está ocupado, agarro el celular y tengo disponible una revisión de miles de libros. Se cree que dentro de unos años se van a perder esas personas con ganas de formarse o "saber por saber". Y eso, en las generaciones que son de transición, como la nuestra, no es tan peligroso porque vivimos en los dos lugares.

Pero las que son absolutamente digitales, donde el acceso a esa información es muy rápida, se cree que puede ser bastante peligroso. Porque una de las cosas clave para que las ideas se incorporen a nuestro cerebro, para que éste pueda relacionarlas, engancharlas, es que se generen nuevos aprendizajes. Los científicos, y más lo que trabajamos en educación, creemos que el teléfono sirve y es genial para un montón de cosas, pero que a nivel memoria o aprendizaje hay que hacer un poquito más de esfuerzo.

-Y encima tenemos que pelear contra un cerebro que es vago por naturaleza ..

Si, tal cual. Me cuesta decirlo porque uno lo quiere. Pero el cerebro va a hacer todo lo posible por vaguear, por no guardar información, por pedir que lo ayuden. De hecho, no es que el celular vino a modificar a nuestro cerebro, sino que encajó perfecto con sus gustos. Hay una cosa que me fascina que es la idea y el concepto de que el cerebro es tan vago que llega al extremo de buscar otros sitios en donde guardar la información, para no hacerlo él. Por ejemplo, en el cerebro de otra persona, es algo muy curioso.

Es decir, yo vengo y "te coloco", aunque vos no quieras, parte de mis recuerdos porque mi cerebro detecta que vos sos buena para eso. Por ejemplo, mi jefe, Jorge Medina, es un científico muy prestigioso con una memoria increíble para los papers y las citas. Si a Jorge lo veo 8 hs. por día ¿para qué voy a hacer el esfuerzo de recordar esas citas si lo tengo a él?

Pasa mucho con las parejas, si ella se acuerda de los cumpleaños y me avisa, para qué voy a hacer el esfuerzo de recordarlos. Y si yo soy bueno para las compras, ella aprovecha y se relaja ahí. Entonces, inconscientemente, vamos depositando recuerdos en el resto de las personas. Esa memoria externa se llama "memoria transactiva" y es muy divertido ver cómo lo hacemos todo el tiempo, sin darnos cuenta. El tema es que esa memoria transactiva la hacíamos hasta hace poco solo con humanos, y con todas las limitaciones que esto tenía en cuanto a que una persona no está disponible todo el tiempo y cuenta tiene un rubro de conocimientos. Otro humano tiene un cerebro parecido al tuyo y no lo podés llamar a las 3 de la mañana para preguntarle cuál es la capital de Chipre.

Entonces, este concepto de "memoria transactiva entre pares de la misma especie" es algo que funciona bastante bien y que es simpática. Pero el gran problemas es cuando empezamos a practicar memoria transactiva con las máquinas ¿Cuál es el peligro? Que el celular está disponible siempre. Para recordar cosas tengo que hacer mucho esfuerzo, gastar energía, generar conexiones. Pero, si tengo el celular, pregunto lo que sea y obtengo la información rápidamente y en el momento que quiero. Entonces ahí sí vemos cómo el cerebro es realmente vago, y ahí sí tenemos que luchar en contra de esa vagancia.

-¿Cuánto hay de verdad o de mito en que "el saber ocupa lugar"?

Tiene algo de cierto. Nuestro cerebro no tiene una capacidad infinita para guardar información. Somos muy buenos para relacionar esos datos, pero no tenemos una capacidad enorme para guardarlos. De hecho, se han hecho algunos cálculos – un tanto flojos de estudios porque es difícil establecerlo a ciencia cierta – que indican que podríamos guardar toda nuestra memoria en un pendrive bastante chiquito. No es que tenemos una capacidad enorme, lo que sí tenemos es una habilidad muy grande para vincular esos pequeños recuerdos. Por eso vuelvo al tema educativo, quizás lo más importante, a nivel científico que podemos decirles a los docentes, es que los chicos no pueden guardar muchísima información, pero sí pueden relacionarlas. Las clases quizás no tienen que ser tan academicistas o enciclopedistas y llenar de datos a los chicos, sino que hay que centrarse en la capacidad de vincular, porque lo más importante es ser capaces de relacionar esa pequeña información que tenemos.

Por último, Ballarini explica que, muchas de esas personas que deslumbran por su capacidad de recordar, muchas veces en realidad sufren alguna patología del espectro autista, como el síndrome Asperger. "Por fuera de esa patología, no hay muchísimas personas que puedan acceder naturalmente a esa información". El resto de las personas tenemos más o menos las misma habilidad para recordar y sólo podemos potenciarla un poco más echando mano a estos 4 consejos de la ciencia:

prestar atención
interrumpir la rutina
bajar el nivel de estrés
no usar tanto el celular
Y claro, apostar a la fortaleza humana: la capacidad de establecer relaciones entre los datos, interpretarlos, contactarlos.

"El mensaje que le puedo dar a la gente que cree que no tiene memoria es que, en realidad, hay distintos tipos de memoria. Hay una memoria que es para el reconocimiento de cara, una memoria para el dolor. Hay memorias declarativas – aquello que puedo contar – y otras no declarativas – caminar, mover los brazos, andar en bicicleta, aprender a nadar, escribir –.

A veces creemos que no tenemos memoria. No es así. Tal vez uno sea un poco flojo en algún tipo específico de memoria, pero muy bueno en otros miles de memorias distintas y no te diste cuenta", concluye Ballarini.

“Buscar lo que es verdadero no es buscar lo que es deseable”

Albert Camus